El contrabajo es un instrumento transpositor y todas las
notas escritas suenan una octava más baja.
El escribir una octava más alta que el sonido real, es
claramente necesario para evitarse líneas adicionales debajo de los
pentagramas.
Algunos contrabajos tienen hoy en día cinco cuerdas. Esta
cuerda extra baja hasta Do, una tercera mayor debajo del Mi inferior.
Las cuerdas del contrabajo son tan largas y tan gruesas que
las clavijas corrientes, usadas en otros instrumentos de cuerda, no son lo bastante
robustas. Así pues se utilizan clavijeros mecánicos.
Es el instrumento más grave de la familia de la cuerda desde
finales del siglo XVI. El término se asoció antiguamente a la tesitura de la
voz humana, indicando la voz más baja del hombre.
En realidad hubo contrabajos de diferentes tamaños
denominados genéricamente violones. En el siglo XVII se presenta un ejemplar
con cinco cuerdas, hombros estrechos y voluminosa panza. En aquella época
predominan dos tipos de contrabajos: uno sin trastes, con cinco cuerdas y
voluta (familia de los violines) y otro de seis cuerdas (familia de las
violas), con diapasón trasteado, oídos generalmente en forma de C, espalda
plana y cabeza tallada. En 1722 se presenta un contrabajo de la familia del
lirone al que llaman accordo.